Las películas de cocinas, resaturantes y sus participantes siempre han sido interesantes, a todos nos gusta la buena comida, ver los reality de cocineros, Gordom Ramsay y no por nada las librerías están llenas de libros de cocineros locales e internacionales. Como en todo, algunas cosas más destacables que otras, sin embargo, y principalmente por culpa de que mi madre está entusiasmada con «El Discípulo del Chef», me motivé a ver varias películas de este entretenido mundillo.
La que primero me enganchó fue «The Bear». Una serie del 2022 que había leído muchas buenas críticas hace rato y que por fin llegó a Star+. Ambientada en Chicago, nos sumerge en la historia de Carmy «The Bear» Berzatto, un Chef que tras la trágica muerte de su hermano, debe volver de un prestigioso y ultra fancy restaurant de New York para hacerse cargo del pequeño local de Sandwichs familiar.
En 8 capítulos de 20 minutos aproximadamente conocemos lo que es la caída, desespero y redención del local gracias a Carmy y su equipo, todo en un tono muy crudo, intenso y de rápido ritmo. Entregando un tópico común del mundo culinario. La intensa fragilidad personal y profesional que conlleva el mantener cual malabarista un negocio creativo, próspero y motivante. Hiper recomendada, aparte, me dieron ganas de conocer Chicago.
Continuando la travesía, en mi trabajo me recomendaron unas películas de cocinas, platos y demases. «Chef» (2014) de Jon Favreau, y «Burnt» (2015) de John Wells.
Chef es una película de protagonizada por el mismísimo Favreau y se enfoca en un aplaudido Chef caído en desgracia por la monotonía, falta de motivación y el encierro de tener que servir «lo que funciona» día tras días, lo que, como buena película, provoca problemas profesionales, personales y familiares. El vuelco se logra cuando decide levantarse y seguir sus sueños, embarcándose en un viaje por USA para traer desde Nuevo México un carro de sandwichs a Los Angeles. Lo que logra encender su motivación, su relación familiar y mucho más. Entretenida, totalmente esperable, pero en un buen sentido.
Por otro lado, Burnt, protagoniza Bradley Cooper, quién es un talentoso Chef que ha perdido todo por culpa de sus excesos de Rockstar. Y quién, después de reinventarse, desintoxicarse y reencontrar su pasión por la innovación. Decide competir con su archirival culinario (Matthew Rhys) en un renovado proyecto, y el sueño imposible de lograr una «Tercera estrella Michelín». Si la película anterior era predecible, esta es mucho más, y realmente no es tan buena tampooco, sin embargo, tampoco es una basura.
Finalmente, y como cierre de este ciclo culinario, un soleado Domingo por la tarde logré ir al Cine El Biógrafo a ver «Boiling Point» (2021), que creativamente acá la tradujeron como «El Chef», que básicamente era el objetivo de toda esta travesía y la que le tenía puesto más fichas.
Dirigida por Philip Barantini y protagonizada por Stephen Graham, Boiling Point es una película presentada en tiempo real centrada en un restaurant británico en una de las noches más intensas del año. Aquí no hay héroes, talentos por sobre la norma ni búsqueda de sueños. Solo realidad, caos, fragilidad y una intensidad muy potente expresada por múltiples personajes y sus conflictos con sus compañeros y comensales. Desde la visita inesperada de un crítico, un cliente alérgico, una mesa con pésima actitud con el staff, los resultados de una mala preparación de materiales, trabajadores poco motivados, atrasados, problemas de falta de carácter, negociaciones de sueldo, promesas eternas y mucho mucho más… sin duda, una de las películas más intensas que he visto este año, y paradójicamente una de las más graciosas por lo mismo. 90 minutos de «apetitosa diversión».
Fragilidad, intensidad y la constante lucha del método vs la creatividad son puntos en común y muy interesantes de todo este género que espero seguir explorando tanto en el séptimo arte como esporádicas visitas preseciales a locales varios en pro de hacerme una idea cada vez más acabada, una sin duda noble tarea.