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Paper Girls

Paper Girls es una serie basada en un cómic de Brian K. Vaughan, a quién conocí por Saga – a mi parecer uno de los mejores cómics de los últimos años – que, como estoy re malo para leer cómics, no tuve el gusto de tener mucha más información que lo que se veía por encima. Una historia ambientada a finales de los 80’s protagonizada por cuatro niñas de 12 años, con elementos paranormales y un estilo visual bien marcado.

Al pensar en 80’s y “niños” hoy por hoy es inevitable asociarlo a Stranger Things, sin embargo, lo que propone esta aventura es bastante diferente. Involucra viajes en el tiempo, ciencia ficción, una iniciativa media anarquista pero por sobretodo, una muy entretenida y emotiva relación de amistad confrontada con la incertidumbre de la adolescencia frente al futuro.

Y es la dinámica del paso del tiempo y el conocer el futuro de Erin, Tiff, Mac y KJ la que nos entrega los momentos más memorables de por lo menos la primera temporada. El enfrentamiento generacional y aceptación de qué fue de sus vidas es un tema que en cada una de las protagonistas es interesante, creativo y con buenas dosis de emotividad.

Si a todo esto le sumamos además un estilo de ciencia ficción “ochentero”, una persecución a través del tiempo en donde se involucra una iniciativa rebelde versus una corporación que proteger y “corregir” el futuro a toda costa. Obtenemos un resultado sencillo, pero bien entretenido, que fluye capítulo a capítulo con vuelcos inesperados, suspenso y elementos de una buena aventura.

Como dato muy rescatable, el soundtrack es realmente de mi gusto. Beach House, Danzig, New Order, Alice Cooper, Red Hot Chili Peppers, Bon Jovi, LCD Soundsystem, T.Rex, Debbie Gibson, Bananarama, Echo and the Bunnymen, Pavement… uff… sorpresa tras sorpresa positiva por ese lado.

La primera temporada, aunque cierra un arco, nos deja listos para el siguiente desafío para el grupo. Así que ahora tengo la opción de esperar pacientemente la Segunda Temporada en Prime Video o sumergirme en los 31 capítulos del cómic, que ya está terminado, posiblemente termine haciendo ambas.

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Dopesick

Esta miniserie de ocho capítulos está basada en una investigación y reportaje de Beth Macy para el New York Times, quién también participó en el guión de esta serie.

Dopesick nos sumerge en lo más terrible de la Crisis de los Opiácidos que vive el mundo. Contada desde diversos puntos de vista, nos presenta cómo la medicina conocida como OxyContin se desarrolló, ingresó fraudulentamente al mercado, se manipularon múltiples pruebas con la FDA y finalmente destrozó múltiples vidas debido a los efectos altísimos de dependencia y otros efectos nocivos, quienes en muchos casos pasaron de ser personas con necesidad de supresores de dolor a fervientes adictos.

Los capítulos están presentados desde múltiples puntos de vista. Un doctor rural (Michael Keaton) comienza a hacer pruebas de Oxy con su comunidad después de una importante presión de un visitador médico de Purdue, quién por su parte tiene incentivos y procesos de inducción por decir lo menos, cuestionables. Esto afecta directamente la vida de una joven minera que al sufrir un accidente de trabajo, prueba el tratamiento, abriendo a la comunidad de un pequeño pueblo con inesperadas consecuencias, llamando la atención años después, de un grupo de trabajadores de la DEA, quienes se sumergen a buscar los responsables del flagelo ya descontrolado.

El cambio entre diversas realidades, conectadas por la terrible propagación de la droga resulta frustrante de ver. En un mar de trucos, artimañas, engaños y falta de moral el éxito alza y explosión del Oxy en la sociedad es impresionante, sobretodo pensando que aún no ha sido controlado y sus consecuencias aún no se han logrado dimensionar por completo.

Después de terminar la serie de 8 capítulos en Star Plus. Me quedó una sensación muy similar a cuando vi Chernobyl hace unos años, una frustración e impacto de cómo todo se desenvuelve en un velo de terrible irresponsabilidad, falta de criterio y mucha oscuridad. Los fármacos y dependencias en lo personal me tocan de una manera especial, tras ver por años a mi madre sufrir y depender de diversos medicamentos para el tratamiento de su rodilla, me preocupa y deja en alerta lo frágil que resulta justificar por el fin de mejorar la salud, cuestiones que empujan realidades mucho más terribles.